La tecnología nos ayuda a hacer realidad propuestas que aparentemente resultan imposibles de llevar a cabo. En el caso de los proyectos culturales, las instalaciones audiovisuales para museos han conseguido evolucionar el sector y conseguir que sea mucho más atractivo a todo tipo de públicos.
¿Cuáles son esos elementos esenciales que consiguen que el espectador viva una experiencia 360?
El juego de la iluminación
Aunque resulte un recurso fácil, la iluminación juega un factor importante en la ambientación de un escenario. De hecho, la teoría de la Gestalt en cuanto al concepto de forma considera la luz como un elemento de expresión, pues nos permite distinguir unos objetos de otros, diferenciarlos de sus fondos, darles forma y volumen… De este modo, nos ayudará a crear ambientes, efectos especiales determinados y espacios más oscuros para crear una mayor tensión, así como el uso extremo de contraste entre luz y sombra.
Piensa en qué elementos te gustaría destacar y haz que la iluminación cobre un papel importante sobre éste mediante equipos de iluminación como focos, cañones de seguimiento, cabezas móviles…
La temperatura de la luz y el filtro de color bajo el cual actúa servirá para darle un tono cálido o frío a los objetos que iluminamos.
Un equipo de sonido envolvente
Del mismo modo que la iluminación aprovecha la oscuridad para provocar un efecto en nuestra experiencia, el sonido adopta el silencio como un recurso de contraste que conseguirá sorprendernos.
Es imprescindible contar con un buen equipo de sonido que nos permita conseguir que el visitante viva una experiencia global, a partir de la coordinación de la imagen y el sonido. Para construir la narrativa de un guión – en este caso, la historia que va a vivir el asistente – debemos saber cómo queremos guiar al espectador y en qué punto queremos tensionarle, relajarle o, incluso guiarle para que vayan a un punto concreto.
La interactividad, el punto de innovación
Si con la iluminación podemos jugar con las sombras y con el sonido podemos enfatizar la tensión de los visitantes, ahora nos quedará aportar el toque de innovación mediante contenido audiovisual interactivo que implique a nuestro público, e impacte especialmente a los nativos digitales.
A partir de pantallas interactivas con juegos didácticos, proyecciones que aparezcan de forma inesperada en las paredes del museo, animaciones que nos guíen durante el recorrido, vídeos explicativos, hacer uso de la realidad aumentada y un largo etcétera, podremos conseguir esa experiencia integral que buscamos y convertir a un espectador pasivo en el protagonista del contenido que estamos explicando.
Para ello, es imprescindible contar con un gran equipo informático, espacios dedicados al control de todos estos dispositivos y un personal cualificado para que el público viva una aventura que no pueda olvidar.
¿Necesitas una buena instalación audiovisual en tu proyecto cultural o museo? ¡Hablemos!