Las Tecnologías de la Información y la Comunicación han irrumpido en nuestras vidas y en cuestión de un puñado de años están cambiando nuestra forma de aprender y relacionarnos con nuestro entorno. Ya no nos extraña ver cómo un niño pequeño coge un móvil y con una destreza asombrosa es capaz de manejarse perfectamente (incluso mejor que muchos adultos). Y por ello la creación de contenidos interactivos para la educación ha adquirido una gran importancia. ¿Cómo podemos mejorar la forma en la que enseñamos a los niños con las nuevas tecnologías?
El juego, una de las claves
El hecho de que los pequeños vean la dinámica como un juego y no como algo obligatorio que han de aprenderse puede ser un punto importante a favor del profesor. Se trata de una estrategia que este profesional debe diseñar de forma concienzuda y colaborar en el diseño de los programas que va a usar como recursos dentro del aula. Un ejemplo claro en este sentido lo tenemos en la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco, que ha diseñado un juego para enseñar a chavales de entre 8 y 12 años seguridad vial. Para ello se utiliza un “súper héroe de la seguridad” que recluta ayudantes para llevar a cabo una serie de misiones.
Estas tecnologías, contenidos interactivos y dinámicas constituyen un apoyo al itinerario educacional seguido en las clases. Lejos de establecerse como la única vía para enseñar, son un complemento perfecto para ayudar a los niños a comprender mejor la realidad a través de la imagen. Los expertos afirman que en los próximos quince años las nuevas tecnologías convertirán en entornos interactivos a los colegios. Mientras tanto, en esta transición, los centros educativos más concienciados sobre los beneficios que pueden aportar todos estos programas, llevan la delantera en su inclusión en las aulas.
Las tabletas, unas de las protagonistas
Los alumnos de cada vez más colegios han sustituido los pesados libros en la mochila por un ipad. Las instituciones educativas la ha puesto en el centro de toda su estrategia de aprendizaje y se ha transformado en la principal herramienta de estudio. En ella tienen no sólo ediciones digitales de los libros, sino también otros recursos de tipo pedagógico como puede ser mapas conceptuales, vídeos, esquemas y acceso a algunas webs seleccionadas por el profesorado. La idea que tiene el centro es ir todavía más allá y crear sus propios contenidos interactivos personalizados.
Por otro lado, según una encuesta publicada recientemente, un 15% de los alumnos estudia ya con tabletas en el aula y más de un 77% de los padres está de acuerdo con esta medida. Unos datos que reflejan cómo esta nueva tendencia va abriéndose paso poco a poco entre las aulas españolas.
Se trata de una apuesta a la que puede unirse cualquier colegio, que tiene la posibilidad de adaptar estas herramientas de estudio a su propia filosofía, al perfil de sus alumnos y a las materias a las que quiera aplicarlas. Un inmenso mar de posibilidades que abre la puerta a la realización de proyectos educativos únicos. Un gran y emocionante reto en el que el profesorado debe implicarse para poder proporcionar las directrices adecuadas.